sábado, 23 de octubre de 2010

Un día en la estancia infantil de Angelito


Había una vez un niño llamado Angelito de dos años de edad, el cual vivía en la ciudad de Ensenada. Un día normal, como de costumbre, Angelito comenzaba su día a las siete de la mañana. Al despertar; su mama lo bañaba y vestía, para asistir a  la estancia infantil Caritas felices.
                Su rutina empezaba con un ligero desayuno que consistía en comer un huevo con un poco de frijol y un vasito de maicena. Al terminar su desayuno y después de lavarse los dientes se dirige al aula de juegos. La cual era muy bonita puesto que las paredes tenían colores llamativos que estimulaban su vista, así como dibujos que colgaban del techo, sus ventanas están cubiertas de trabajos que angelito junto con sus compañeritos realizaban. La maestra les propone que dibujen  y le reparte hojas con unos colores  para qué Angelito plasme lo que su imaginación le dicte.
                Angelito muy contento comienza hacer un sinfín de garabatos en una hoja de papel; dibuja círculos, palitos, triángulos y cuadrados. La maestra le dice –muy bien Angelito que inteligente eres, pero dime que eso que dibujaste-  Angelito responde-un árbol, un niño, el sol y mi casa.- y alegremente aplaude.
                Después de un tiempo de dibujo, ha llegado la hora de salir al patio. Angelito un tanto emocionado sale corriendo porque le encanta irse al área de juegos y divertirse en la caja de arena, un lugar que ayuda a Angelito socializar con todos los niños de la instancia. Al igual le gusta jugar con pelotas de plástico que estimulan sus lateralidades, haciendo más fácil la identificación de ellas. También le agradaba subirse a los caballitos  mecedores que se encontraban en el patio imaginando que era un jinete que iba a la guerra. De tanto gritar, correr y brincar, regresa a su salón para tomar su siesta. Antes de dormir lo llevan al baño para que intente orinar y así evitar un accidente.
                La maestra le lee un cuento para que Angelito duerma tranquilamente y pueda recuperar las energías que perdió en el transcurso del día. Al despertar se incorpora a las actividades. La educadora le pone en la mesa pedazos de plastilina para que pueda desarrollar sus habilidades motrices finas como abrir y cerrar sus manitas y coger objetos con sus deditos. Angelito hace bolitas, aplasta la plastilina y forma palitos. Para construir una casita y figuras diferentes. También se les proporciona papel y colores para que dibuje a su familia. Y así poder identificar cuantas personas la integran. Haciendo distinción de quien es la mamá, el papá y los hermanos.
                Después de los ejercicios que realizó, llega la hora de la comida, que consiste en un caldito de pollo con arroz, con medio vaso de agua. Al terminar nuevamente se lava los dientes y se dirige al aula para cantar con sus compañeros melodías que le permitan desarrollar la expresión corporal  e intelectual, mediante la interpretación de las canciones, con gestos e instrumentos que permitan estimular el lenguaje y el intelecto.
                Ha llegado el momento para Angelito de despedirse de su maestra y de sus amiguitos. Este día como todos, el niño se fue a  casa con un aprendizaje realmente significativo. Y ansioso por regresar para seguir jugando con sus compañeros regresa a su casa muy feliz y contento de mano de sus papás.

1 comentario:

  1. Podrían haberle puesto ilustraciones al cuento.
    Además habíamos quedado de 2 entradas por semana

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